Cuando acompañamos a otra persona en el ejercicio de nuestra profesión, podemos quedar impactados por lo que hemos escuchado o visto, agotados, sentir que ya no podemos aportar lo mejor de nosotros mismos, o bien que no sabemos si nuestras palabras o nuestros actos fueron los adecuados. A todo ello, a veces se le suma un contexto de alta carga laboral y emocional y las dificultades de nuestra propia vida personal.
En ese momento una supervisión del caso, de lo que hemos vivido y experimentado, nos puede aportar herramientas y ayudarnos a recuperar la paz y la serenidad para continuar dando lo mejor de nosotros mismos.
Estas supervisiones pueden realizarse en sesiones individuales o como equipo.
Estoy profundamente impactado. He procurado todo lo médicamente posible, pero sin éxito. La familia está esperando el final. He hablado con ellos, pero me llevo el dolor. Necesito un hombro donde descansar. ANÓNIMO