Quizás hemos perdido a alguien, quizás hemos perdido la salud, quizás nos hemos perdido a nosotros mismos. Algunas veces la vida pesa mucho, nos sentimos agotados, confusos, solos, desesperados, desamparados, con miedo, y sin fuerzas para afrontar lo que está sucediendo. Hemos perdido las ganas de vivir, la alegría.
A lo largo de los años, he acompañado a personas en un sinfín de situaciones que les provocaban gran sufrimiento: enfermedades, pérdidas de hijos, parejas, padres, amigos, trabajos, crisis de pareja, maltrato laboral, pérdida de sentido, confusión vital.
Se trata de un encuentro desde lo más profundo de ambas personas, en un espacio de paz, serenidad y ternura; en el que se produce también un acompañamiento de todas las emociones que van surgiendo. El acompañamiento es un recordatorio sereno de los recursos que ya tenemos en nuestro interior más profundo. Y ahí reencontramos nuestra fuerza, nuestra paz.
¿Porqué pediste acompañamiento? Solicité acompañamiento por una depresión que me estaba llevando al límite. Me ayudó mucho a meditar, valorar y canalizar. Me ha aportado confianza, serenidad, amor, dulzura y esperanza.
Mis inicios fueron acompañando a personas con enfermedades terminales, y descubrí que, si podía acompañarlas ante tantas pérdidas y sufrimiento, también podía porqué no acompañar a otras muchas personas que por otras razones atravesaban momentos de sufrimiento. SARA PONS