La más valiente

Ayer estuve con Marta. Sentada en su sofá como siempre, débil por fuera y en calma por dentro. Tiene 42 años, dos hijas todavía en la escuela y se está preparando para morir. Le han diagnosticado una enfermedad terminal sin posible curación y está con tratamiento paliativo.

Desde hace semanas la acompaño en este nuevo viaje. Un viaje hacia lo desconocido. Todo lo que había aprendido y le había sido útil hasta ahora, ya no tiene mucho sentido. Ya no puede hacer planes de lo que hará cada día porque cada día es diferente. No tiene fuerzas para salir a la calle, sus piernas no la sostienen, pero no importa porque todavía puede sonreír a sus hijas y a su marido, y dejarse querer por ellos. Es un largo viaje en el que poco a poco va dejando atrás todo aquello que ha ido creando a lo largo de su vida. Es una despedida en mayúsculas. La gran pérdida. No se llevará con ella nada de lo que ha estado construyendo. Es la despedida al cuerpo que tanto ha cuidado, al dinero que con tanto esfuerzo ha ahorrado, a su querido trabajo como profesora, a los sueños de viajar con su marido, a ver nacer a sus nietos. Lo que le resulta más difícil es despedirse de sus hijas, que todavía necesitan su protección, y dejar a su marido que se balancea entre la desesperación y el agotamiento por lo que están viviendo. Todo es una despedida.

Después de meses de lucha, Marta ha decidido entregarse, sí, entregarse, dejar de luchar. Y ahora se deja llevar dulcemente. Dulcemente disfruta de la sonrisa de sus hijas, del contacto tierno de su marido, del sol que abraza su sofá y le acaricia la cara. Disfruta de una felicidad tranquila, sin expectativas. Por fin está en paz. Y lentamente parece que esta paz va alcanzando a toda la familia. El hogar se llena de bienestar.

A Marta le encanta leer cada mañana, con el calor del sol matinal. Pero ya hace días que está demasiado cansada y sólo quiere dormir.  No pasa nada, se dice a ella misma, hoy dormiré con el sol en la cara y el libro en mi regazo, dos grandes placeres para mi sola. Marta es feliz en este momento.

 

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