Desde hace diez años acompaño a personas con enfermedades avanzadas o terminales, de todas las edades, facilitando que puedan tener paz y serenidad en su proceso de final de vida. A lo largo de estos años, he tenido el honor inolvidable de acompañar a personas valientes, que han vivido tantas y tantas pérdidas, y que finalmente lo perdieron todo para poder ganar serenidad y paz que dejaron a su alrededor, como un regalo, a sus familiares y amistades.
También durante estos años, los familiares y amigos me han solicitado que pueda acompañarlas en su propio proceso personal, por el impacto de la enfermedad o por otras cuestiones personales de sus propias vidas.
Mi profundo agradecimiento por formar parte de tantas familias en momentos de máxima intimidad que permanecen en el recuerdo compartido.
Tengo una enfermedad muy grave, cáncer de colón con metástasis local. Estoy siendo atendido a domicilio por un equipo médico especializado en cuidados paliativos. Sin mi familia y mis amigos hubiera sido imposible estar en esta situación. Totalmente imposible. Somos un equipo. Solicité acompañamiento espiritual porque estaba desbordado con la enfermedad, principalmente por el miedo…
Siempre pido que me miren, me observen y sientan honestamente si pueden confiar en mí, antes de empezar el acompañamiento. SARA PONS
Quizás hemos perdido a alguien, quizás hemos perdido la salud, quizás nos hemos perdido a nosotros mismos. Algunas veces la vida pesa mucho, nos sentimos agotados, confusos, solos, desesperados, desamparados, con miedo, y sin fuerzas para afrontar lo que está sucediendo. Hemos perdido las ganas de vivir, la alegría.
A lo largo de los años, he acompañado a personas en un sinfín de situaciones que les provocaban gran sufrimiento: enfermedades, pérdidas de hijos, parejas, padres, amigos, trabajos, crisis de pareja, maltrato laboral, pérdida de sentido, confusión vital.
Se trata de un encuentro desde lo más profundo de ambas personas, en un espacio de paz, serenidad y ternura; en el que se produce también un acompañamiento de todas las emociones que van surgiendo. El acompañamiento es un recordatorio sereno de los recursos que ya tenemos en nuestro interior más profundo. Y ahí reencontramos nuestra fuerza, nuestra paz.
¿Porqué pediste acompañamiento? Solicité acompañamiento por una depresión que me estaba llevando al límite. Me ayudó mucho a meditar, valorar y canalizar. Me ha aportado confianza, serenidad, amor, dulzura y esperanza.
Mis inicios fueron acompañando a personas con enfermedades terminales, y descubrí que, si podía acompañarlas ante tantas pérdidas y sufrimiento, también podía porqué no acompañar a otras muchas personas que por otras razones atravesaban momentos de sufrimiento. SARA PONS
Cuando acompañamos a otra persona en el ejercicio de nuestra profesión, podemos quedar impactados por lo que hemos escuchado o visto, agotados, sentir que ya no podemos aportar lo mejor de nosotros mismos, o bien que no sabemos si nuestras palabras o nuestros actos fueron los adecuados. A todo ello, a veces se le suma un contexto de alta carga laboral y emocional y las dificultades de nuestra propia vida personal.
En ese momento una supervisión del caso, de lo que hemos vivido y experimentado, nos puede aportar herramientas y ayudarnos a recuperar la paz y la serenidad para continuar dando lo mejor de nosotros mismos.
Estas supervisiones pueden realizarse en sesiones individuales o como equipo.
Estoy profundamente impactado. He procurado todo lo médicamente posible, pero sin éxito. La familia está esperando el final. He hablado con ellos, pero me llevo el dolor. Necesito un hombro donde descansar. ANÓNIMO