16 Jul Rafa. 53 años. Psicólogo.
Tengo una enfermedad muy grave, cáncer de colón con metástasis local.
Estoy siendo atendido a domicilio por un equipo médico especializado en cuidados paliativos.
Sin mi familia y mis amigos hubiera sido imposible estar en esta situación. Totalmente imposible. Somos un equipo.
Solicité acompañamiento espiritual porque estaba desbordado con la enfermedad, principalmente por el miedo. El acompañamiento me ha permitido poder profundizar en mis emociones, atravesar acompañado lo que estaba surgiendo. He podido observar y aprender del descontrol actual de mi cuerpo. Adentrarme en el descontrol para conocer qué tenía que explicarme.
El principal aprendizaje de este proceso ha sido la entrega, una gran desconocida para mí. He descubierto la calma, la paz, gracias a la entrega total a lo que estoy viviendo.
Antes sentía soledad y miedo. Ahora cuando siento la soledad, me acerco a mis hermanas y les pido que me abracen. Ya no me espero sintiéndome vulnerable y solo.
La trascendencia para mi es lo que siento cuando mis hermanas, mis padres y amigos me muestran su amor, cuando puedo decirles palabras de amor. Antes no sabía expresar con palabras el amor que sentía por ellas. La enfermedad me lo ha enseñado.
El miedo y yo hace tiempo que sabemos que tenemos que hablar, pero ahora ya tenemos cita y día para hablar, para hablar de la muerte. Espero este encuentro como una aventura, tengo interés en saber qué aprenderé y qué hay más allá.
El acompañante es esencial que no tenga miedo, que no se asuste, que esté tranquilo. Porque si tiene miedo, nos asustamos los dos y entonces vamos a peor!. Es un espacio para hablar íntimamente, es importante que sepa escuchar atentamente en silencio, sin miedo.