15 Jul Myriam García Pereira. 42 años.
Tengo una enfermedad degenerativa llamada distrofia degenerativa muscular, y una depresión crónica con ansiedad desde hace 2 años. Por todo ello estoy en la cama casi el todo día. El equipo médico de cuidados paliativos me atiende en mi casa principalmente.
Es importante poder hablar, hablar, vaciarme, vaciar todo lo que tengo dentro ya sea rabia ya sea pena, el poder limpiarme en mi interior, el poder sentirme más ligera.
Para mi es muy muy importante el que se vea a la persona antes que a la enfermedad. Eso me hace sentir mejor persona, me hace sentirme valorada, me hace sentirme viva. Porque la Myriam discapacitada es la Myriam mustia, triste, la Myriam rabiosa con la vida por lo que le ha tocado vivir.
Tú me has dicho que soy una persona reflexiva, me has hecho ver cosas que yo a lo mejor veía o las tenía ahí pero no las acababa de ver, estaba como ciega. Y me has hecho ver que soy reflexiva, que soy inteligente, una persona con la que se puede conversar, que soy una persona profunda, para mi eso es muy importante. Me hace sentirme valorada, me hace sentirme importante.
Es como dice la palabra que me gusta, una catarsis. Como por ejemplo como una serpiente que cambia de piel, que deja su piel antigua por una nueva y resplandeciente. Cambiar de piel y mudarte a otra piel nueva refrescante, liviana, que huele mejor.
El acompañamiento me resulta como una pluma, ¿te imaginas? Una pluma que va cayendo poquito a poco por el aire, que se va balanceando y que al final se posa en el suelo de una manera ligera y tranquila y no de una manera brusca y dolorosa.
Me siento ligera, me siento tranquila, más tranquila porque mi vida últimamente es una vida llena de ansiedad, angustia y es cansada, es muy muy cansado llevar esa mochila. Que vengas tú una tarde durante dos horas y poder quitarme esa mochila y poder sentirme libre o liviana, durante dos horas, para mí es mucho. Para mí es muy importante.
Es importante que haya conexión, porque si no te sientes incomodo o con vergüenza y no te sientes libre para sacar todo lo que llevas dentro, que te puedas desahogar. Antes, con otras personas, me quedaba siempre en la misma capa. Y había momentos que yo sentía que aquí faltaba algo, no sabía bien el qué, luego me di cuenta de que faltaba conexión y que si no hay conexión no hay nada.
Cuando te vas me siento mejor. Me pongo a pensar en la conversación que hemos tenido, en las palabras que hemos compartido, es como quien comparte un mismo pastel que vamos dándonos la una a la otra, nos vamos dando cucharadas del pastel y describiendo el sabor del pastel. Y no por ser el mismo pastel nos sabe a las dos con el mismo sabor. Es distinto sabor. Un sabor bueno pero distinto.
Hacía tiempo que no tenía una relación así. Y la echaba de menos. Son difíciles de encontrar.